El Real Monasterio de San Millán de Yuso está situado en la villa de San Millán de la Cogolla, Comunidad Autónoma de La Rioja (España), en la margen izquierda del río Cárdenas.
El reloj de sol se halla sobre la cornisa de uno de los arcos del claustro bajo. Es rectangular horizontal, orientado al mediodía. Está apoyado sobre la cornisa, elevado sobre una repisa de piedra y sujeto con un anclaje de hierro a la basa de una columna de la arcada del claustro alto. La varilla es triangular de perfil plano, con forma de cartabón.
La luz equinoccial
Hay varias versiones sobre el fenómeno de la luz equinoccial en este monasterio.
Cada comienzo de primavera y de otoño, en torno al 21 de marzo y septiembre, tiene lugar el equinoccio. Son los días de igual duración del día y de la noche, cuando el sol se proyecta directamente sobre la línea del ecuador, cuando los polos de la tierra se hallan mejor orientados de norte a sur, y lo que llamamos línea ecuatorial, de este a oeste. Es el mejor momento para fijar los puntos cardinales. Más o menos a las seis y cuarto de la tarde en el monasterio de Yuso se puede ver sobre el cuerpo central del templo un círculo perfecto de luz solar. Dura apenas unos minutos. El rayo de luz entra por el rosetón de la parte trasera de la iglesia, pasa por el círculo que corona el trascoro y da en el centro geométrico de la iglesia. Marca así el eje de la iglesia y, por tanto, la perfecta orientación de la cabecera hacia el este. Este fenómeno, además de su significado matemático, tiene otros a nivel esotérico.(www.bibliotecagonzalodeberceo.com Monasterios Emilianenses.)
Este efecto lumínico, muy extendido en el Camino de Santiago, de la alineación con el sol de la primavera, tenía su explicación en el caso emilianense, en la celebración benedictina del fallecimiento del santo fundador de la Orden acaecido el 21 de marzo del 547. Otros cuentan cómo los arquitectos buscaban la alineación del templo con el eje Este-Oeste en la perfecta sincronía con el nacimiento del Sol de Oriente, como se conocía a Cristo, y en la simbología de la colocación del altar del sacrificio eucarístico en el punto donde resurge el sol cada mañana, cual resurrección esperada en el Apocalipsis relatado por san Juan. (BLOG del Monasterio de Yuso)